Todos los años, sólo en Estados Unidos se sacrifican más de 25 mil millones de animales para su consumo. La cría en granjas de producción resulta cruel y ecológicamente devastadora.
Vacas, terneros,
cerdos, gallinas, pavos, patos, gansos, conejos y otros animales son confinados
en pequeñas jaulas muchas veces sin posibilidad de darse vuelta.
Se les priva del
ejercicio para que todas las energías del cuerpo conduzcan a producir carne,
huevo o leche para el consumo humano, se les alimenta con hormonas de
crecimiento para engordarlos más rápido y se les altera genéticamente para que
crezcan grandes o produzcan más de lo que la naturaleza originalmente propone.
Dado que el
amontonamiento es uno de los principales causantes de enfermedades, los animales
en las granjas industriales son alimentados y rociados con grandes cantidades de
pesticidas y antibióticos que permanecen en sus cuerpos y que se transmiten a la
gente que los consume, creando serios riesgos para la salud.
Las gallinas se
dividen en dos grupos: las ponedoras y de engorda. Se colocan de cinco a seis
gallinas ponedoras en una jaula de tela metálica de 35 centímetros y éstas son
apiladas en varios niveles.
Dado que las gallinas
se encuentran en un lugar superpoblado, se mantienen casi en la oscuridad y se
les corta el pico con cuchillas candentes, sin anestesia, para evitar que se
picoteen entre ellas hasta morir. La tela metálica de las jaulas las despluma,
les irrita la piel y las deja lisiadas.
Los animales que más
sufren el cruel encierro y las privaciones en las granjas industriales son los
novillos, cría macho de las vacas lecheras, criados para el consumo de carne de
ternero.
Luego de que se les
separa de sus madres tan sólo algunos días posteriores a su nacimiento, se les
encadena en establos de 55 centímetros de ancho con pisos de listones que les
causan severos dolores en patas y articulaciones.
Dado que la leche de
su madre es utilizada para el consumo humano, se les alimenta con un sustituto
de la leche que contiene hormonas, pero carece de hierro. Esto les produce una
anemia que mantiene su carne tierna y de un color pálido, dejándolos muy
débiles. Cuando se sacrifican con sólo 16 semanas de vida, por lo general ya
están enfermos o lisiados para caminar. Uno de cada 10 terneros muere en
reclusión.
El 90% de todos los
cerdos son recluidos en algún momento de sus vidas, y 70% son mantenidos en
reclusión permanentemente. A las cerdas se les mantiene preñadas o amamantando
continuamente y se enclaustran en estrechos establos de hierro sin que puedan
darse vuelta.
Si bien los cerdos son
animales tranquilos y sociales por naturaleza, recurren al canibalismo y muerden
las colas de los otros cuando están en corrales repletos, además desarrollan
conductas neuróticas cuando los aíslan y encierran.
Los “derechos
animales” es un término popular empleado para describir a quienes han
trascendido una postura del “bienestar animal” (la reducción del sufrimiento más
que la abolición de la causa original) hacia una filosofía que, tanto como sea
posible en la práctica, busca permitir a los animales que sigan los dictados de
la naturaleza libres de la interferencia humana.
Todas las especies,
incluyendo la humana, comparten características similares, tales como la
capacidad de sentir dolor, miedo y hambre.
La humanidad practica
el especismo: discriminación contra los animales simplemente por no ser de
nuestra misma especie. El especismo, como el racismo, es irracional y está
perpetuado por la ignorancia y ciertas sutiles coacciones.
Los humanos siguen
permitiendo el uso de millones de animales para la alimentación; la ciencia,
investigación médica; experimentación de medicamentos, productos de limpieza y
cosméticos, artículos para el hogar; la agricultura, clonación, xenotrasplantes;
para vestir, cuero, lana, seda, y para la diversión, incluyendo mascotas, caza y
pesca, carreras de caballos y perros, acuarios, circos, zoológicos y parques
safari.
Los animales no son
más que meros artículos de consumo, sacrificados y explotados en nombre de las
ganancias, la avaricia, el “progreso” y el “entretenimiento”.
Anatómicamente la mano
del hombre es prensil para trepar y recolectar frutas, y sus dientes delanteros
rectos y molares planos son para cortar vegetales y mascar semillas.
Nutriólogos han
comprobado que el ser humano puede vivir perfectamente, y con menor riesgo de
enfermedades si es vegetariano en cualquiera de sus modalidades.
Si cada persona
tuviera que ir a los mataderos a conseguir su propia carne o si las paredes de
los mataderos estuvieran hechas de vidrio, tal vez un gran porcentaje de la
población mundial sería vegetariana.
La grandeza de
una nación
y su progreso moral pueden medirse
por el trato que reciben sus animales.
y su progreso moral pueden medirse
por el trato que reciben sus animales.
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